jueves, 14 de mayo de 2020


ARÉVALO
        Hacía muchos años que no iba a Arévalo. Aparentemente todo está igual, pero hoy, en 2017, para bien muchas cosas han cambiado. Hay un magnífico programa de visitas a la ciudad atendido por voluntarios y que permite ver el interior de las iglesias a la vez que se hace un recorrido por los lugares más típicos de la ciudad.
         Muchas de las iglesias de Arévalo estaban en un estado ruinoso. Hoy se han arreglado casi todas y se puede ver el rico patrimonio de retablos, imágenes y arquitectura. 





Arévalo fue muy importante en el siglo XV. En su castillo vivió la reina Isabel la Católica cuando era niña, y la ciudad, en esa época, tuvo un lugar importante en la historia de Castilla y de España.


         Hoy en día Arévalo es una ciudad tranquila, que pierde habitantes poco a poco, como casi toda la vieja Castilla. Pasear por sus calles, por sus vacías plazas es pasear por el pasado e imaginar estampas y situaciones que ya solo se dan en nuestra imaginación.


         El castillo ya solo está para el turismo. Aquí vivió la reina Isabel con su madre y su hermano. Luego pasaron mil cosas y cuando yo era niño, el castillo era un silo para guardar cereales. Gracias a eso está muy bien conservado. Subí a lo alto de la torre y todo Arévalo estuvo a mis pies. Fue un magnífico esfuerzo y una magnífica vista.



         El estilo mudéjar fue el predominante en las construcciones históricas de la ciudad. Después de una injusta valoración se ha vuelto a poner en valor y se procura que los más variados edificios presenten este estilo, que es el que tuvieron en su principio.



         En una determinada época tanto ladrillo era señal de pobreza frente a la riqueza y opulencia de las edificaciones en piedra. ¿Qué hacer con el ladrillo? Pues taparlo. Si no se ve es como si no estuviera.

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