Otra parte de las murallas.

       OTRA PARTE DE LAS MURALLAS      

         Esta parte de las murallas se ve poco, por aquí no vienen muchos turistas, pero para mi tiene unos recuerdos entrañables. Todo el paseo del Rastro  está lleno de piedras y a todos los niños les encanta subirse por ellas.  Cuando era niño no había columpios, ni toboganes ni ninguna de las cosas que hay ahora, pero las rocas del Rastro eran nuestro mundo, allí había de todo, y por allí andábamos. Pero fuimos creciendo, y a los 11 ó 12 años se nos habían quedado pequeñas. 

        Pero por aquí, por toda esta zona de la muralla, por la que está pasado el arco de la Santa,  había (y hay) unas rocas enormes, muy altas, tan altas que como te cayeras te dabas un buen golpe. Y aquí veníamos a subir por las rocas más difíciles. Y el premio era haber podido hacerlo, era haber podido superar nuestro miedo y haber podido mostrar a nosotros mismos nuestra habilidad y nuestra destreza. A eso era a lo que aquí veníamos nuestro grupito de amigos cuando éramos mayores, a nuestros 11 ó 12 años