viernes, 21 de diciembre de 2018


FACHADA OCCIDENTAL DE SAN VICENTE
         La entrada principal es esta. Está un poco modificada por las restauraciones que se hicieron durante varios siglos, pues las torres son del siglo XIV o XV.
         La estructura de esta fachada occidental hay que ponerla en relación con las prácticas funerarias, especialmente al rezo por los difuntos que viene de la tradición carolingia, y que tenían especial relevancia en Semana Santa en la que se conmemora el triunfo simbólico sobre la muerte (resurrección de Cristo). Se comenzaba con un ascenso por la torre del Evangelio, metáfora ascensional ligada al sentido de la Resurrección, al pasaje de la escalera de Jacob o la representación del ascenso de Cristo al Monte de los Olivos, se paraba en un altar colocado en la parte central para celebrar los oficios y se descendía otra vez por la otra torre. (cuando se ve in situ esta iglesia todo esto se ve clarísimo)

   La entrada principal es la que se ve. Una columna con Cristo, los apóstoles a los lados y arquivoltas con un friso horizontal.  Vamos a verlo con un poquito de detalle.
         Todo lo que se representa en estas arquivoltas son vegetales entrelazados. Son una representación de la vida que da la fe, pero en realidad es un claro intento de unir las antiguas creencias en la diosa Tierra, que proporcionaba la vida y la fecundidad, en este caso representada por el mundo vegetal, con la doctrina católica.
El gran trabajo de filigranas de las hierbas y plantas era una clara ostentación del poder y riqueza de este templo, pues cuanto más elaborados sean los adornos más dinero cuestan. ¿A qué se parece mucho a lo que ocurre ahora?

  
       En la cornisa sobre la arquivolta superior se representan hombres y mujeres levantándose y alzando sus ojos al cielo o cruzando la vista formando parejas, desnudos o con un manto, podrían ser una representación de la resurrección de los justos posterior al momento de la muerte de Cristo en la Cruz. Las torrecillas que les separan bien podrían ser un símbolo de la Jerusalén Celestial.
         Es sorprendente lo bien trabajadas que están todas estas figuras. Están muy altas y desde el suelo no se perciben bien y por eso se podían haber hecho de una manera más tosca. Quizá el hombre que lo hizo disfrutaba con su trabajo, muy probablemente era un gran artista y las esculturas le salían solas así de bien.
         Vamos con las esculturas de la fachada.



         El Cristo que se presenta es a Cristo en su primera aparición después de resucitado. Y es la primera aparición porque solo hay 10 apóstoles, faltan Santo Tomás y San Pablo. Cristo resucitado es un claro triunfo sobre la muerte, muy en consonancia con todo lo que hemos visto hasta ahora de la fachada.

         Encima de la columna central hay dos cabezas de buey. El buey representa en este caso a la res que se sacrifica en ofrecimiento a Dios. Cristo se sacrifica al Padre para que todos tengamos una vida eterna.  
         En los laterales hay sendos leones que se están comiendo a personas. En el de la derecha solo se ve lo que parece un trozo de pierna.
          Los leones son como los guardianes del templo. El templo es la casa de Dios y los leones nos preguntan si estamos en condiciones de hacerlo. La humildad y el respeto deben ser las condiciones necesarias para la entrada. Esta representación tiene su origen en la puerta de los leones de Micenas. El paso a través de ellos es un tránsito a otra realidad, un acceso a otro nivel de existencia.
         Pero estos leones están devorando a personas, son leones andrófagos, animales iniciadores cuya fagocitosis supone al hombre nacer a una nueva vida. Uno engullendo su cuerpo entero con sus enormes fauces, otro mordiendo algo que se ha perdido y solo queda una pierna. El león devora, pero luego vomita y regurgita al hombre capacitándolo para una nueva vida ya que le ha dado parte de su fuerza y su potencia vital. Por eso es símbolo también de la Resurrección. Toda esta simbología tiene su origen bien en la mitología celta, en la que son los lobos y los osos los devoradores, o en la mitología de la zona de Mesopotamia, pues no hay que olvidar que el cristianismo se extiende primero por Oriente: Siria, Jordania, Egipto, etc. antes que por Europa.
     En el tímpano o semicírculo de la puerta, hay dos timpanillos muestran escenas de la parábola del rico Epulón y del pobre Lázaro.
    
     En el primero se narra la escena de Epulón en un banquete y Lázaro fuera con dos perros lamiendo sus piernas. En el segundo, partido en dos escenas, vemos la muerte de Epulón y como sobre él, su alma es tomada por demonios. A la izquierda, la muerte de Lázaro y su alma llevada al cielo por ángeles. Es una vez más el tema de la muerte y la resurrección, que está presente en toda la portada, pero aquí se avanza más en el sentido del destino o finalidad de esa resurrección: castigar o premiar, y todo ello en función de las buenas obras no realizadas o sí realizadas.

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